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¿Qué condiciones son necesarias para llevar el aprendizaje cooperativo al aula?

“Aprender cooperativamente es un actividad bastante sofisticada, una maquinaria con diversos engranajes que deben funcionar simultáneamente y bien engrasados” (Torrego y Negro, 2012). Según ambos autores, existen 5 condicionantes básicos para desarrollar el aprendizaje cooperativo en el aula:

  1. Interdependencia positiva entre los participantes

  2. Responsabilidad personal y rendimiento individual

  3. Interacción promotora

  4. Habilidades sociales

  5. Evaluación periódica.

La interdependencia positiva se entiende como (Torrego y Negro, 2012):


La percepción por parte de los alumnos de que están vinculados entre sí de tal modo que, en el desarrollo de sus tareas de aprendizaje, ninguno puede tener éxito (en definitiva, aprender), si no tienen éxito todos, y por ello mismo el aprendizaje eficaz de aquellos con los que coopero redunda también en mi aprendizaje y rendimiento.


Para poder alcanzar la interdependencia positiva en un equipo, Torrego y Negro considera que es necesario:


  1. Encontrar motivaciones, objetivos, medios y recursos comunes

  2. Favorecer el reconocimiento y esfuerzo

  3. Crear una identidad grupal y celebrar el éxito de cada uno como un equipo.


En cuanto a la responsabilidad personal, estamos refiriéndonos a ella con las asignaciones de tareas y roles (secretario, supervisor, animador) pues el objetivo, aunque es conseguir el éxito como colectivo, también es progresar con respecto a tu propio punto de partida. En definitiva, se resume en la siguiente idea: “tengo que mejorar, no vale esconderse en el grupo” (Torrego y Negro, 2012).



El siguiente condicionante, interacción promotora, se hace imprescindible en cuanto a que es necesario compartir información y opiniones pero también es igual de importante producir trabajos mediante el esfuerzo conjunto y los aportes de cada uno. Del mismo modo que en el condicionante anterior, la idea sería la siguiente: “estamos comprometidos con el trabajo que hacemos” (Torrego y Negro, 2012).


Respecto al desarrollo necesario de las habilidades sociales, puede considerarse uno de los condicionantes con una faceta más negativa, sobre todo si se ha empezado a trabajar cooperativamente de forma más tardía. Ante esto, Torrego y Negro (2012) proponen que se intenten identificar los problemas asociados a las habilidades sociales para establecer estrategias que ayuden a solucionarlos. Por ejemplo, ayudar / acaparar; participar / aislarse; resolver conflictos / imponer.


Finalmente, en relación a la evaluación periódica, tanto Torrego como Negro hacen hincapié en la transformación del rol del docente, el cual debe desempeñar una evaluación de carácter formativo que implique a profesores y alumnos, y que permita trabajar las fortalezas y debilidades. Esto puede realizarse mediante: planes de equipo, evaluaciones del equipo, las evaluaciones grupales o la observación del profesor. Ante esto, la idea que se puede resumir es: “se puede mejorar lo que hacemos y sabemos reconocer y celebrar nuestros éxitos” (2012).


Como maestros debemos tener en cuenta dichas condiciones de implantación en el aula pues el encauce que hagamos de ellas servirá de guía para introducir el aprendizaje cooperativo.

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